Las tres Chavelas


 Esta semana estuve en un musical sobre la vida de Chavela Vargas. La obra recorría la trayectoria profesional de la artista desde su salida de Costa Rica --su tierra natal--, pasando por su vida en Mexico, su relación con José Alfredo Jiménez, su caída en los brazos del alcohol, su renacer musical en España, su amistad con Pedro Almodovar y su vejez. 

Para ello, en el acto participaban tres actrices diferentes representando a la misma cantante: una joven, otra adulta, y otra vieja.

Lo que más me gustó de la obra, además de la música en vivo con mariachis y trío de cuerdas latinoamericanas, las coreografías y el virtuosismo de las cantantes, fue que la obra ponía a las tres Chavelas a interactuar entre ellas: La vieja reconocía a la jóven, la jóven le preguntaba a la adulta, la adulta le agradecía a la vieja.

Pensé entonces cómo sería mi vida si yo tuviera la costumbre de hablar con mis tres Adrianas, la que soy, la que fui y la que seré. 

La que fui era una tonta inteligente seguidora de reglas, tenaz y temeraria, perfeccionista, dura con ella y con los demás. La que soy es un tanto más vulnerable y realista, y a ha cambiado la tenacidad por la angustia. La que seré quizás sea un poco más tranquila y pierda por fin la batalla contra la resignación.

Las tres viven en mí, las tres ya hablan. Las tres esperan que yo las escuche y las acate, cada cuál de en su estilo. Las tres cantan al unísosono sus propias rancheras. A veces cantan en canon. A veces hacen solos contra su coro griego.  A veces callan. 

Hoy las abrazo a las tres y las saludo. Me abrazo plena. Me reconozco. Me amo. Me agradezco.


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