La música y el duelo
En medio de la locura que es el duelo, en donde uno pierde la memoria, la atención, la concentración, la energía, la capacidad de relacionarse con los demás y la salud física, por solo mencionar unos cuantos síntomas, el cerebro se las arregla para mantenerse a flote y la música con frecuencia sirve de salvavidas.
Y no es que uno en duelo escuche necesariamente la música de siempre, porque por lo menos a mí esa no me sirvió de mucho. En vez de eso, el cerebro encuentra temas que de pronto uno escuchó en un centro comercial mientras compraba ropa, en un bus mientras se trasladaba de un lado a otro, en esa película que uno no terminó de ver por aburrida, o en el barrio mientras uno se quejaba del bafle a todo volumen de los vecinos de al lado. Es como si el cerebro supiera que uno va a necesitar esa información en algún momento de la vida y la guardara, muy a pesar de nuestros gustos conscientes, para sacarla en el momento apropiado.
La música nos salva muy a pesar de nosotros mismos y el cerebro nos lleva por géneros y letras que desconocemos de manera consciente, pero que existen en nuestra vida antes de nosotros llegar a ella. Por algo Reiner María Rilke dice en sus Cartas a un joven poeta: "Muchos indicios hablan del futuro que acaba de entrar a transformarse en nosotros, mucho antes de que acontezca y se manifieste"(Carta 8). Así mismo, la música nos penetra y habita en nosotros mucho antes de que la necesitemos.Hace unos días una amiga me sugirió que creara una playlist con los temas musicales que menciono en Y de su amor viuda, porque no todo el mundo reconoce cuales son solo con mencionarlos. Así lo hice y desde ese día el libro ha fortalecido su carácter de interactividad con todo aquel que se interesa en él, aun antes de leerlo. Si algún día saco una segunda edición, esta traerá un QR para descargar la playlist acompañante. Mientras tanto se las dejo por acá, en mis redes sociales y en los separadores publicitarios que acabo de mandar a diseñar para repartirlos en la Feria del libro de Bogotá, donde estaré presentando mi obra en cuatro oportunidades. Por ahí nos vemos, nos leemos y nos escuchamos.
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