La revolución de los 55


















Esta mañana escuché una entrevista de Mercedes Funes  a Ingrid Beck en el podcast "Feminista en falta" de la Radio Pública de Buenos Aires, titulada "La revolución de las mujeres de más de 50". La temática del episodio realmente era la menopausia y todas las conversaciones que se desprenden de poner este tema abiertamente sobre la mesa. 

 El programa comienza relatando como están disminuyendo las mujeres de la "generación obediente", aquellas que crecieron con el "calladita se ve más bonita" y que se formaron para ser madres y esposas abnegadas a costa de su propia felicidad. A su vez, está emergiendo la generación de las mujeres que ya pasan los 50, como un nuevo movimiento en el que se juntan para hablar de lo que les pasa y nunca se ha dialogado abiertamente. 

 Resulta que charlar de menopausia y sus 37 signos (!Que son por lo menos 37!); signos que por lo demás cuando uno no tiene ni idea puede incluso interpretar como inicios de un Alheimer, hasta hace poco era mal visto. La menopausia era algo que había que esconder a toda costa, pues delatarla era como confesar haber llegado a nuestra fecha de vencimiento.

 Hoy día está de moda sentar a mujeres públicas de más de 50, divas de mi época como Demi Moore, Nicole Kidman, Angelina Jolie, Jennifer Aniston y Drew Barrimore, en mesas redondas donde conversan entre ellas de estas cosas, y donde, como escuché en una de estas sesiones, reconocen que siempre han sabido de la existencia de cada una pero solo hasta ahora tienen la oportunidad de realmente ponerse a hablar entre ellas.

 La revolución de las mujeres de más de 50 es hablar sin tapujos de lo que nos pasa. Es tan revolucionario que incluso yo, con mi modesto proyecto bloggero, el par de veces que he mencionado la menopausia me han llovido mensajes que comienzan desde las personas de mi edad dándome consejos de cómo contrarrestar los sofocos, hasta mujeres menstruantes tomando nota sobre lo que les va a terminar sucediendo también a ellas, para que cuando llegue no las agarre desprevenidas. 

 Y yo no es que sea experta ni pretendo serlo. Como decía Débora Arango en su época "Yo solo voy pintando lo que voy viendo". Así mismo, yo solo voy describiendo lo que voy sintiendo y eso no más ya me hace partícipe de esta nueva revolución del decir las cosas sin servicios editoriales impuestos socialmente, que además me encanta y en la que pienso seguir participando. 

 Y en diciendo esto, les cuento que este fin de semana cumplí 55 y me los estoy celebrando viajando sola a Villa de Leiva, porque esa es la otra cosa: ya no necesito estar emparejada para pasar bueno, ni necesito un edecán para entrar a un bar sola, ni siento que haya llegado mi fecha de vencimiento, porque muy por el contrario, apenas regrese de mi viaje, lo siguiente es irme a Bogotá para el lanzamiento de mi primer libro.

 Así que, ¡Feliz cumpleaños a mí! Y atentas, porque se vienen más conversaciones, más proyectos y más aventuras.

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