El dolor de publicar

Y de su amor viuda lleva 15 días al aire y ya siento que necesito renunciar a mi trabajo para poder darle la atención que necesita. Tengo un mar de mensajes de whatsapp de gente que quiere comprar el libro, de gente que ya lo leyó y me comparte su experiencia de lectura, de la gente que está coordinando conmigo los eventos de lanzamiento ya agendados a para febrero y marzo, y de la editorial, que promueve el libro con entrevistas virtuales.

 No voy a renunciar a mi empleo por la sencilla razón de que mi libro no me da aún para comer y alimentar las cuatro bocas que tengo a cargo, pero, ¡Qué cosa! ya ni tiempo tengo para escribir en este blog porque de un momento a otro dejé de ser escritora para convertirme en vendedora de libros. ¿Será que en algún lado hay un grupo de apoyo de escritores, no para tener asesoría en nuestro proceso de escritura, sino en donde podamos recibir sugerencias y recomendaciones sobre cómo atender las necesidades del libro, una vez publicado, sin dejar de lado las nuestras? Pregunto porque hace quince días me volvió a cambiar la vida para siempre y no estoy preparada para convertirme en estrella de la farándula. No estoy preparada para contener todas las lágrimas que mi libro ha producido, ni mi mano está preparada para escribir tantas dedicatorias sin sentir que digo cosas repetitivas e irrelevantes. 

 Pienso en Sara Jaramillo Klinkert y su ópera prima Cómo maté a mi padre, sobre el duelo por la muerte de su papá. Ella escribe:

Cuando tenía once años, un sicario mató a mi padre. Yo era una niña que no imaginaba que algo así pudiera pasar. Pero pasó. Todavía me cuesta creer que apenas treinta y cinco gramos de acero y un gramo de pólvora hayan podido acabar con una familia.

 Sara y yo tenemos eso en común. Nuestro primer libro es un relato autobiográfico sobre la muerte de nuestro ser amado. Ella ha escrito dos libros más desde eso y todos los domingos publica una columna en El Colombiano que no me pierdo nunca. 

 Yo espero seguirle los pasos. Espero que este blog se convierta en una columna dominical por la que me paguen y espero escribir unos cuantos libros más. Ya tengo dos en el horno. Uno es una colección de poemas sobre la menopausia, ahora que ya descubrí que puedo ser poeta y que hablar del climaterio está de moda. Otro es un libro de ficción basado en mi bitácora de peregrinación en el Camino de Santiago Portugués que realicé en septiembre del año pasado. Será mi primera incursión en la literatura de ficción.

 Pero volviendo a Sara Jaramillo Klinkert y su ópera prima, que acaba de cumplir cinco años de publicada, me llama la atención que ella habla de su libro como su manera de procesar el duelo; de alguna manera ese libro fue una especie de destapador para poder comenzar a escribir otras cosas. 

 También me llama la atención como Sara ha aprendido a firmar sus libros con una única frase que dice algo como "Gracias por ayudarme a cargar esta historia"; frase que le permite no tener que pensar en algo supremo cada vez que firma un autógrafo y al tiempo deja al lector con algo sincero, profundo, y que lo hace partícipe de su proceso de sanación. 

Yo también siento que Y de su amor viuda no solo fue la oportunidad de tomarme en serio como escritora, sino que es el libro que necesitaba escribir para poder escribir otras cosas. Algo así como cuando se abren las compuertas de una represa para que el agua caiga con fuerza y sin remedio. Y de su amor viuda es al tiempo el muro que me bloqueaba y mi liberación. Ya no hay marcha atrás. 

 Tengo que pensar en mi frase de cabecera para firmar autógrafos y en las maneras en que puedo cuidarme para que las lágrimas que produzca el libro no me afecten. En una entrevista reciente, Sara agradece que en estos tiempos de tanto corre corre la gente haga una pausa para dedicarle cinco horas a leer su libro y, por ello, no duda en aceptar cualquier invitación a charlas o entrevistas o conversatorios sobre el libro como una manera de agradecer tanta atención. 

 Yo quiero ser igual de agradecida, pero confieso que me identifico más con Han Kang, quien acaba de ganarse el más reciente Premio Nobel de Literatura y dice que cuando supo la noticia ella estaba encerrada en su estudio con su tarea de creación literaria, y apenas recibió el Nobel se fue corriendo de regreso a su cueva a seguir escribiendo.


 

Comentarios

Entradas populares